LIMBO
NOTA: Esta es una historia 100% creada por Ceja Leyva.
Una mañana como siempre, yo me levanté para poder iniciar mis actividades cotidianas. Tenía unas ojeras que se notaban en mi rostro y que eran muestra de desvelos continuos por estar pensando en la escuela y demás presiones en la vida.
Tomé rumbo hacía el lavabo, pero antes, escogí con detalle mi ropa para todo el día, me lavé la cara con agua y con jabón para así disimular un poco las ojeras, tener una cara más limpia y tersa. El piso estaba frío, pero eso no importo en lo absoluto y bajé a la cocina, estaba hambriento, eran ya las 10 de la mañana, el sol aun estaba por salir en su totalidad cuando comencé a preparar la cocina y proceder a cocinar.
Terminé por fin el desayuno, dejé el plato con comida en la mesa, me dirigí al estéreo y poner alguna canción que me acompañara durante mi desayuno.
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En lo que yo buscaba algo para acompañar, cerca de ahí, justamente en un parque no muy lejano, el viento soplaba y se estremecía, las hojas de los arboles sonaban como un canto que parecía provenir de aquellos arboles, de pronto un sonido estremeció el lugar y un centello casi cegador apareció; era un ser extraño, parecía un humano, con ropa, se le notaba la maldad con tan solo ver su postura; no se sabe quien sea ni cual sea su propósito. Proveniente de otra dimensión desconocida, el ser camino hasta perderse.
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Una estación en la radio, muy buena sonaba, me recordaba aquellos años en la secundaria donde me divertía; además de eso, de una manera tan extraña presentía algo lo cual ignoré por completo. Antes de dar el primer bocado, sonó el timbre de la casa, yo estaba solo, mis padres habían salido y cruzó por mi mente el que ellos habían regresado, no estaría solo en mi desayuno, tendría compañía, me levanté y corrí hacia la puerta la cual abrí con rapidez, ¡¡oh sorpresa!!! NO HABÍA NADIE. Entonces mi cuerpo comenzó a ser invadido por un frío, un frío que lentamente recorría mi cuerpo y me erizaba la piel, ¿Quién habría sido la persona que tocó la puerta? salí para ver si podía ver algo al respecto, pudo haber sido una broma de algún chico de por allí, eso pensé, en ese momento un zumbido inundo mi oreja izquierda, un sonido que terminó por dejar un dolor inmenso y al mismo tiempo una de mis ventanas rotas.
Miedo, sí, miedo era lo que tenía y no sabía que era lo que estaba pasando en ese momento, mi mirada atenta a los alrededores, mi corazón palpitaba como si hubiese corrido mil maratones; traté de tranquilizarme y volver a casa cuando de pronto mi pecho se encogió y crujió, como si me aplastaran por completo mi dorsal y costillas, un dolor profundo no me dejaba respirar. Una bala me había impactado dejándome moribundo en el suelo sin saber que rayos pasaba.
En la lejanía de mi casa, unos arbustos se movían constantemente dejando ver una figura humana saliendo de ellos, una risa macabra se escuchaba; ya no sentía mi cuerpo, mientras la figura se acercaba con aquella risa, puedo decirles perfectamente cuales eran sus palabras hacia mi:
- He cumplido mi misión, he venido de otra dimensión para terminar con esto, no mereces vivir.
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Agonizando en el suelo no podía distinguir el rostro de esa figura humana, no hasta que se postro justo por encima de mi casi cadáver, donde mencionó sus ultimas palabras:
-Mi misión es asesinarte, esta maldad que se percibe en mí, tiene su causa. Tu has sido mala persona, con tu familia, no has respetado los deberes de la vida así que yo mismo he venido de una dimensión inexplicable para matarte y cumplir tu trabajo. SER MEJOR PERSONA.
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Al escuchar esas palabras desgarradoras, quedé aun más sorprendido puesto que ese rostro, sí, esa persona quien pronunciaba semejante cosa; era YO MISMO. Lagrimas empapaban mi cara, dándome cuenta de la mala persona que había sido con mi familia, amigos y demás gente que está a mi lado, no podía cambiar las cosas, merecía ésto.
Mi otro yo me miraba con una rabia impresionante, tomó su pistola con la cual me había herido ya una vez y me apunto justo en mi cabeza, donde descargó un último tiro que me dejara completamente sin vida, mandándome a una dimensión llamada LIMBO, pues yo no estaba muerto, aun seguía vivo proveniente de otra dimensión la cual nunca sabré.
FIN
